sábado, 9 de abril de 2016

UNA LAGRIMA INVERTIDA




Hace unos meses se emitió por televisión la película "Arrebato" de Iván Zulueta en el espacio "Historia de nuestro cine" de TVE. Las crudas imágenes de la adicción a la heroína del protagonista me retaron a calcular cuantos muertos ha podido causar la droga en España a lo largo de los años 80 y 90.



  Siempre he tenido curiosidad por conocer esa cifra pero al ver la inolvidable interpretación del enigmático Will More supe que tenía que dar una respuesta en forma numérica a tanta devastación.


  Una ventaja del problema de la droga para su estudio estadístico es la acotación de la edad, es decir, que ha afectado mayoritariamente a la población joven. La web del Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece datos de fallecidos por edades desde 1975 en adelante (http://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=6547) sin especificar las causas de la muerte. Debemos de ser astutos y poder filtrar mejor esa información. Es evidente pensar que los accidentes de tráfico ha sido otra de las causas más comunes de fallecimientos de jóvenes. Una estimación gruesa es que aproximadamente un tercio de fallecidos por accidentes de tráfico tiene 20 y 30 años. Podemos entonces restar a los datos del INE las muertes por causas relacionadas con el tráfico para cada año y estar así más cerca de nuestro objetivo a estimar. Con las pirámides de población para cada año (http://envejecimiento.csic.es/estadisticas/graficosdinamicos/graficos/piramideespanya.html#) se puede establecer una tasa de mortalidad anual de jóvenes fallecidos con edades comprendidas entre 20 y 30 años dividiendo el número de muertos (descontando, insisto, accidentes de tráfico) entre la población total con ese tramo de edad.



  Aparece para el año 1991 un pico estadístico muy diferenciado hasta que se recuperan hacia 1997 las tasas de mortalidad de principios de los años 80. 1991 es el año de la Guerra del Golfo y la posterior liberación de Kuwait, de la desaparición de la Unión Soviética, del inicio de la guerra en Yugoslavia y de la víspera de los fastos del 92 en España. Mientras eso sucedía se desangraba a golpe de jeringuilla toda una generación. En 1991 la tasa de mortalidad se ha duplicado con respecto a finales de los 70 pasando de 5.5 a 10.6, en contra de lo esperado por los avances médicos. En ese año fallecieron aproximadamente 6500 personas con ese tramo de edad y podemos deducir , por tanto, que 3200 fallecieron a causa de causa de la droga (combinada con el SIDA) en 1991.

  Es de justicia mencionar aquí los esfuerzos de las autoridades sanitarias y sobre todo de tanta gente anónima (y desinteresada) que fueron capaces de invertir la tendencia, en un auténtico golpe de timón, y lograr una bajada drástica de las tasas de mortalidad de nuestros veinteañeros de entonces. Cinco años después de ese fatídico 1991 las tasas de mortalidad regresaron a valores de principios de principio de los ochenta. Se podría bautizar entonces ese año de 1991 como "El pico de la droga" en que tocaron techo los destrozos de la heroína (y sus derivadas: SIDA, hepatitis, muertes violentas...)

  Se puede hacer una estimación del número de muertos que ha causado la droga entre los veinteañeros. Imponemos que todo lo que ha hecho aumentar la tasa de mortalidad por encima de 5 de cada 1000 individuos es causa de la droga. Suponemos (no es verdad, obviamente) que el número de fallecidos por sustancias en 1982 (donde empieza la subida del pico) es cero. Por eso la estimación es a la baja. En 1982 hubo 2914 veinteañeros muertos por causas no relacionadas con la carretera y es una cantidad que se resta a todos los fallecidos de cada año. Tenemos entonces:





  Haciendo la suma obtenemos que en el periodo 1980-2000 han fallecido, como mínimo, 30000 jóvenes a consecuencia de la droga y sus derivadas. Numéricamente es como si hubiese desaparecido del mapa toda la ciudad de Teruel. Es un auténtico parte de bajas de una guerra.


  Ese frío pico estadístico parece una lágrima invertida, como una de aquéllas que derramaron tantas madres viendo a sus hijos envenenados por la droga en esos contradictorios (y únicos) años 80 en España. Lo único que sé es que no hay modelo estadístico que sea capaz de describir tanto dolor.


César Romero
Doctor en Física
@CesarRomGa

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